Ayer fue un día de compras de ultima hora, de repasar la lista de cosas imprescindibles para afrontar un viaje de forma mas o menos digna...a pesar que la dignidad no la dan las cosas , sino la actitud... y si es por actitud creo que vamos bien... pero es inevitable el ritual de hacer la mochila, y comprobar que no falta nada. Intento eliminar las cosas de "y si por si acaso" aunque alguna seguro se me cuela. Parece que todo entra, aunque seguro mejorare la técnica con el paso de los dias.
Amanece , me quedan cosas por hacer y el reloj no espera. Estoy nervioso. Quiero llegar ya al tren. Me trae María esa gran mujer que tanto me ha aguantado y con la que tanto he compartido, y que tanto me ha amado y yo he amado, con todo mi alma y todo mi corazon, y a la que solo deseo su felicidad, por encima de cualquier cosa y que a pesar de nuestra separación, seguimos queriendonos muchísimo, aunque quizás de otra manera. Aunque eso me lo quedo para mi. Nos despedimos en la estación. Sigo nervioso.
Hoy empieza mi camino. Un camino que desde tiempo atrás imagine que algún día haría , y ese día ha llegado. Pero hoy es un día raro, tras una noche en vela, en la que bien por la emoción, por los nervios o por intentar dejar acabadas muchas cosas pendientes no he podido dormir nada.
Todavia tengo frescas las imagenes en mi cabeza y las sensaciones del poso del fin de semana en Madrid , donde asistí a un congreso inmobiliario, donde el cirujano y ponente Mario Alonso Puig, hablo entre otras cosas del factor humano, de motivación.
Me quedo con frases como, "solo es posible avanzar cuando se mira lejos". Muy apropiada para este momento.
Subo al tren. Son las ocho de la mañana. Me acomodo e intento relajarme. Me pongo a escribir. Fuera hace niebla. El tren arranca puntual. Me dirijo a Pamplona. Y allí tomare un autobús hasta Roncesvalles...la primera etapa de mi Camino de Santiago.
Por delante 780 kms y casi un mes en solitario...todo un reto para mi....pero me gustan los retos ;)
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